CintiaAusentePresente
Argentina
A Cintia la conocí comprando en el supermercado chino. Yo trabajo en Guevara al 200 y ella al 300. Pasé varias veces y siempre llamó mi atención. Creo que pudimos decirnos todo lo que sentíamos. Es algo que no nos había sucedido a ningunx.
Con Cintia tenemos un secreto.
A partir del desconocimiento absoluto nos sumergimos en nuestras profundidades: nos confiamos historias, emociones, risas, abrazos y gestos de amor.
Esa noche llegué y me topé con su Reino. El Rey estaba sentado en un banquito de melanina blanco tomando cerveza de un vaso de telgopor y el príncipe comía un sándwich de salame y queso mientras contaba los fierros que había arreglado durante su día. Dos plebeyos acompañaban y atestiguaban la situación.
Fui su detective en este episodio, su ausencia me convirtió en su representante y fui espectador de este grupo de adultos opinando acerca de una chica de 18 años que mucho no comparte sus dichos.