Marlies Pahlenberg
Kegeln
Alemania



Con Roger nos conocíamos antes de hablar por primera vez: él ya me había visto por su ventana caminado por la calle. Y yo lo vi a él. Roger siempre está en casa y siempre mira por la ventana. Desde que lo vi por primera vez me llamó mucho la atención y quería conocerlo. Sentí que en algún momento él iba a jugar un rol en mi vida. 

Al principio le cansaron mucho nuestros encuentros. Fue difícil animarlo a hablar. No le gustó mucho hablar de si mismo, pero mi bebé nos ayudó a profundizar nuestra relación de amistad y confianza. El bebé siempre estaba acostado en la cama de Roger y Roger pudo ser testigo de sus avances, de sus primeros dientecitos, de nuevos movimientos. Esta constelación de tres funcionó muy bien. A veces solo pasamos tiempo juntos y vimos la televisión juntos en silencio, a veces filmamos objetos y movimientos, y más tarde también salimos juntos y hasta fuimos al bar de la esquina. Roger y su novia me empezaron a regalar útiles de cocina y yo les hice pastelitos. 

Una vez acompañé a Roger al médico. Yo sentí una inmensa gratitud porque me dejó filmarlo y él sintió mucha gratitud por ser acompañado. Allí nos dimos cuenta de que podemos colaborar bien, que nos traemos felicidad y ayuda. Tengo la sensación de que Roger cada vez cuenta más de su vida y al mismo tiempo lo veo moverse más: se levanta, carga el bebé, sale a la calle. Y ahora, después del final del taller, sigo yendo a su casa a ver la televisión, a ver fotos de sus viajes y no siento que nuestra amistad haya llegado a un fin.



“Yo jugaba bolos en la selección nacional, en la liga europea. No podría jugar ahora, no debería. Mis pies están destrozados. Si pudiera, me haría unas piernas nuevas, completamente nuevas. Tengo que tener mucho cuidado de no doblar el tobillo. Se rompe inmediatamente. Es como vidrio ya. Me gustaría volver a tener mis propias piernas de mi juventud, no tan fuertes como antes, no tan musculosas, me reduciría un poco. Pocas veces he estado enfermo, pero de aquí para abajo lo quiero todo nuevo. No tengo miedo, pero si tuviera un taller de carpintería, tallaría unas piernas nuevas y luego me las pondría.“
-Roger en la primera entrevista




Mark